Vivimos en una sociedad en la que la información cada vez está más digitalizada. Las cartas y los faxes han dado paso a los SMS. Las cámaras digitales de video y fotográficas han sustituido casi por completo a sus equivalentes analógicas. ¿Cuantas personas mandan aun cartas a través del correo ordinario? ¿Cuantas tienen hoy en día uno de esos increibles teléfonos móviles que permiten hacer fotografías y escuchar música? La tecnología ha cambiado muchas cosas en nuestra vida diaria y es de prever que en el futuro próximo seguirá produciendo bastantes más cambios.
Utilizando un e-book en el metro de Bilbao
Imagen original
A pesar de ello, existe un aparato analógico que la ola digitalizadora aun no ha logrado reemplazar; me refiero al libro de papel, y con él a las revistas, diarios, historietas y demás. La razón de esta direferencia se encuentra en las propiedades físicas del papel encuadernado. Para nosotros resulta tan cómodo leer trozos de papel tintado, que ni el más ergonómico de los artilugios electrónicos inventados hasta la fecha por el hombre puede hacerle competencia a un simple libro de papel convencional. ¿Aun teniendo la oportunidad, quien leería un diario en la pantalla de su teléfono móvil? ¿Quien llevaría su ordenador portátil al parque en caso de tener ganas de leer un rato tranquilamente? ¿A quien le merece la pena comprar uno de esos PDA, TabletPC o mini-ordenadores similares para leer alguna cosa de vez en cuando? Aunque parezca complicado, la tecnología está logrando avances también en este area y las alternativas al libro de papel cada vez resultan más atractivas. De hecho, por un lado, cada vez existen más contenidos digitales listos para ser leidos (libros digitales), y por otro lado, los llamados e-books o libros electrónicos también están sufriendo importantes mejoras en cuanto a prestaciones y precio.
Libros digitales
Hoy en día, muchas revistas y la mayoría de los diarios están disponibles a través de Internet (por ejemplo en formato HTML o en formato PDF). También podemos encontrar miles de libros nuevos que se encuentran en el dominio público o que sus autores permiten que sean copiados (Gutenberg, Archive, Google books, ManyBooks). También en euskara (Klasikoen Gordailua). Incluso existen sitios web que venden libros digitales (a veces los llaman e-books) en distintos idiomas y sobre muy diversos temas (eBookMall, eBooks). Últimamente, han comenzado a surgir sitios web que te ayudan a autoeditar tus propios escritos, de forma que publican la versión digital en la red y en caso de ser solicitada la versión en papel, la imprimen en el momento y la envían a casa del solicitante (lulu, bubok, elaleph). Como se puede observar, los libros digitales carencen de la mayoría de las limitaciones que tienen los libros de papel: el tiempo y los gastos de impresión y de envío, la necesitad de almacenes físicos, que no merezca la pena imprimir libros si la tirada es pequeña, los problemas para encontrar ejemplares antiguos o raros, etc. También se debe tener en cuenta que los textos digitales pueden ser una fuente de información extraordinaria para las personas con problemas de visión. Otro aspecto a destacar es que con los libros digitales, desaparece la necesidad de muchos de los intermediarios existentes en los libros de papel: maquetadores, impresores, repartidores, vendedores, etc. La disminución de los costos trae consigo, como no podía ser de otra forma, la bajada de los precios. Pero los libros digitales también crear algunos problemas y retos nuevos. Sobre todo, la dificultad de controlar la copia de los contenidos: fotocopiar un libro de papel suele resultar más caro que comprar el original en la tienda, pero copiar un fichero de ordenador resulta tremendamente fácil, rápido y barato. No debemos olvidar que las personas que viven de los libros y demás publicaciones de papel, por lo general, obtienen beneficios proporcionales al número de copias vendidas. Pero en el mundo de la información digital, la transformación que comenzó con el software y se extendió a otros muchos ámbitos como la música, el hecho de cobrar por cada copia de un libro digital, cada vez resulta más anacrónico. Mucha gente lee diarios en el metro de Bilbao, pero dichos diarios son gratuitos para el lector, porque se financian mediante publicidad. A medida que los contenidos digitales cobran mayor importancia en el ámbito del periodismo y de la música, los modelos de negocio van transformándose. Por ello, es necesario que en el ámbito de la edición de libros también se comience a buscar nuevos modelos de negocio.
Libros electrónicos
Hasta ahora hemos hablado sobre lis libros digitales, es decir, sobre los contenidos digitales que tienen texto e imágenes (documentos PDF, etcétera). Algunos llaman e-book a los libros digitales, aunque yo prefiero reservar dicha palabra (que es el acrónimo en inglés de libro electrónico) para los aparatos electrónicos que sirven para leer contenidos digitales. Tal y como he indicado antes, para los seres humanos es muy cómodo leer un libro convencional y los aparatos inventados hasta el momento no han logrado imitar suficientemente bien las propiedades que tienen unos simples papeles tintatos y encuadernados. Hasta hace poco así era, pero hoy en día las cosas han cambiado.
Al igual que podemos encontrar en el mercado aparatos especialmente creados para escuchar música MP3, también existen aparatos especialmente creados para leer textos digitales. Estos apartados no son ni PDA, ni TabletPC, ni ningún otro ordenador potente, sino aparatos que tan solo sirven para leer. Por tanto, son mucho más económicos que los otros. Además, los libros electrónicos más modernos disponen de una tecnología denominada papel electrónico y a diferencia del resto de aparatos, la pantalla no consume energía todo el tiempo, sino sólo cuando pasamos de página. De esta forma, las baterías duran muchas más horas. Además, el papel electrónico no arroja luz, sino que da la sensación de que las letras están dibujadas sobre el libro, al igual que los libros de papel originales. Por si todo esto fuera poco, el texto puede leerse sin problemas desde todos los ángulos, exactamente igual que el papel tradicional. El libro electrónico Kindle del vendedor de libros Amazon por ejemplo, ni siquiera necesita conectarse a un ordenador para descargar libros, puesto que dispone de tecnología Wireless para descargarlos de Internet por sí solo. Los libros digitales ocupan relativamente poca memoria en comparación con otros materiales digitales y por ello podemos almacenar multitud de periódicos, libros y otros escritos en un único libro electrónico, creando nuestra propia biblioteca personal. Y no sólo eso, también tenemos la posibilidad de subrayar los textos, tomar apuntes, compartir nuestros libros con amigos, etc. Las mismas cualidades que tienen los libros de papel pero con muchas opciones nuevas e interesantes. Quizás por eso, la conocida consultora Gartner ha incluido el papel digital entre las tecnologías que más dará que hablar hasta el año 2012.
Al igual que ocurrió con el teléfono móvil, los reproductores MP3 se popularizaron en muy poco tiempo, pero según los entendidos, existe una tendencia a unificar todos los aparatos en uno (reloj + teléfono + cámara + radio + música mp3 + televisión). Por tanto, desconozco hasta cuando los libros electrónicos seguirán un camino independiente, pero lo que sí está claro es que los libros digitales tienen un gran futuro. Resulta evidente que cada vez hay más contenidos digitales y por todo ello, creo que los que escriben libros, revistas y periódicos deberían tener muy en cuenta los cambios que se están produciendo.
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Publicación: La versión en euskara de este artículo lo redacté para el suplemento GAUR8 que el diario GARA publica los sábados y vió la luz en dicho medio el 2 de agosto de 2008.
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Acabo de leer un artículo que explica que los lectores de eBooks con pantallas eInk consumen energía todo el tiempo, no sólo cuando se pasa página. La razón es obvia, los lectores son aparatos electrónicos con procesador y memoria que consumen energía mientras están encendidos. Gracias a las pantallas eInk el consumo quizás se reduzca algo, pero mientras el lector está encendido, pases o no pases de página, la batería sigue descargándose.
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