El otro día en el taller de escritura creativa de Udondo Gaztetxea, hicimos un ejercicio llamado relato colevito en red. Entre los cuatro presentes ese día, acordamos un título sugerente, luego escribimos nuestros micro-relatos cada uno por separado y finalmente procedimos a leer lo que habíamos escrito. Tal y como esperaba Bubu, el profesor, los relatos tenías muchas cosas en común y podían leerse como diferentes parte de un mismo todo.
Tanteamos por donde había tirado cada uno a partir del título El planeta Tres y probamos a leérnoslos mutuamente en este orden:
Micro-relato de Jarel:
La tierra explotó en el año 2.825 de la era de Jesucristo. Para esa fecha ya habían emigrado cinco millones de personas a Tierra 2, el nuevo hogar.
Empezó una nueva era y un nuevo calendario, acorde con la Nueva Luna Artificial. Quinientos años después de haber colonizado Tierra 2, la población superó los diez millones; mil años más tarde casi llegaba a los treinta.
Han pasado cinco mil años desde que nuestros antepasados llegaron a este planera. Ahora somos cuatrocientos millones y un meteorito amenaza con destruir nuestro hogar.
Sólo podremos escapar unos ocho millons para colonizar un nuevo planeta. Dentro de unos días será el sorteo. No sé si moriré o si viviré para ver el Planeta Tres.
Micro-relato de Virtxu:
La reproducción en el planeta Tres no era una empresa fácil, ya que para la cópula eran necesarios tres participantes, uno de cada sexo (de los tres sexos existentes en el planeta).
Esto, por un lado, era una ventaja, porque permitía mantener aventuras de pareja sin ninguna preocupación en cuanto a concepciones indeseadas. Pero el acto sexual entre dos no era, ni mucho menos, tan sofisticado como el triádico. De todos era bien sabido esto.
Micro-relato de Julen:
Aquí abajo no se vive tan mal, se come cuando hay que comer, se ríe cuando toca reir, y no se habla nunca sin utilizar el 3. Un ejemplo: tres buenos días! Sería la forma de saludar en planeta 3.
Para vivir aquí hay que aprender el tresiano, idioma oficial de nuestra tierra. Si por el contrario, quisiera vivir en 5, 6, 7, 9, ó 16, tendría que inventáselo… bip… bip…
Entonces saltó aquel contestador…
Micro-relato de Txopi:
Algunas tardes, cuando el sol se pone y el cielo parece teñirse de rojo, viene a mi memoria el viaje que hice al planeta Tres. Fue una época de mi vida que me marcó mucho. Y no lo digo porque ciclo sí, ciclo también, se me mencionaba en los boletines intergalácticos, sino por lo que les hicimos a los “terceros”.
Aquellos seres confiados que reboloteaban por todas partes cada vez que una de nuestras naves entraba en su atmófera, no eran capaces de imaginar los planes que teníamos para ellos. Al contaminar su aire mediante una reacción química masiva, cometimos un genocidio planetario. Y todo simplemente porque estropeaban las máquinas de las minas de coltán. Todo por nuestro egoísmo…
El cielo del planeta Tres ya no es rojo, sino negro. Pero cuando veo estos atardeceres aquí en el planeta Dos, no puedo dejar de recordar aquel inolvidable viaje.
Micro-relato de Bubu:
“El Planeta Tres”, dijo el viejo a los niños mientras acariciaba su también viejo gato. “Apareció, dicen, de un portal en el espacio-tiempo, y se fue de la misma forma”. Los pequeños boquiabiertos trataban de imaginar un planeta vecino en el cielo. “Nuestros abuelos vivieron en el Planeta Tres y se trasladaron a éste, Planeta Cuatro, yo no había nacido”.
- Abuelo -dijo una niña-, ¿de donde venían? -el anciano sufrió en su interior un roto y respondió (muy) lentamente.
- No lo sé… y nunca lo sabremos. No lo dijeron, ni escribieron, lo ocultaron. Yo creo, Laia, que escapaban de algo tan malo que ni nombrarlo era lo mejor.
- Entonces estaremos bien aquí, abuelo -sonrió la niña.
- Sí -contestó triste el viejo.
¿Te parece que los cuatro textos pueden interpretarse como las partes de un mismo todo? ¿Te atreves a añadir otro/s micro-relato/s a esta red? Espero tus comentarios
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